martes, 12 de enero de 2016

La espada de Damocles

La espada de Damocles, obra del pintor inglés Richard Westall   


Damocles era un cortesano del palacio de Dionisio II, rey que gobernaba Siracusa, la ciudad griega más importante de Sicilia en el siglo IV a.C.

Nuestro personaje halagaba al rey con la esperanza de lograr una posición de más poder. Era tanta la adulación y la envidia, que Dionisio ofreció a Damocles ocupar el trono por un día para que sintiera la gloria y la responsabilidad de gobernar.

Cuenta la leyenda que ese día se sirvió en la corte un espléndido banquete, el cual disfrutó Damocles a cuerpo de rey. De pronto, levantó la mirada y se dio cuenta de que sobre su cabeza estaba colgada una espada enorme, afilada y apenas sostenida por el pelo de un caballo.

Damocles se llenó de pánico al advertir el peligro que corría, mientras había estado disfrutando de los placeres del vino, de los manjares y de las bellas mujeres que tenía bajo sus órdenes.

Inmediatamente se bajó del trono y le dijo al rey Dionisio que ya no lo envidiaba y que ya no quería seguir siendo tan privilegiado.

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